Piel en papel

Raquel II Fue tan solo suerte, todo un milagro... pasó de repente, sin itinerario, ya sabes, nada más verte. Y qué milagro.
Alguna vez podré contar lo que pasó, pues todavía el resplandor no deja ver más que esa luz que llena todo, tú, una luz que guía, que inspira y que por suerte jamás se va a apagar. Lo sabes, eres ese Sol necesario para vivir que hace que los caminos pasan, las primaveras, las carreteras, los diez minutos, gasolineras, aguas enteras, noches enteras... Eres ese motivo para no ver una playa vacía desde mi casa, sino una princesa que me muerda, me besa y transforma mi piel en papel.

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