Pides un deseo cuando pasa una estrella fugazmente, cuando soplas un puñado de velas que te recuerdan lo viejo que eres, cuando tiras limosna a una charca, cuando saltas unas brasas que indican que el verano comienza, cuando te encuentras una planta de cuatro folíolos, doblemente cuando te topas con un par de hadas, y por supuesto cuando un balón patrio vuela desde más allá de 6,25.
Yo pedí dos deseos, uno era importar oro polaco y lo otro me lo callo que sino no se cumple.
Pedid los vuestros, pero tened en cuenta que el Imperio ya está contraatacando.
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