Me encanta salir del cine con un subidón de adrenalina, que no me lo quitarían ni a palos. Euros bien gastados en esa pequeña pandilla de hijos de puta que danzan entre los acordes de una banda sonora sublime, con el toque perfecto que da Tarantino.
Me encanta salir del cine con un subidón de adrenalina, que no me lo quitarían ni a palos. Euros bien gastados en esa pequeña pandilla de hijos de puta que danzan entre los acordes de una banda sonora sublime, con el toque perfecto que da Tarantino.
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